El papel de los líderes dentro de las organizaciones es uno de los factores que determinan el potencial de estas, sin embargo, es mucho más sencillo encontrar ejemplos de mal liderazgo que de buenos.
Más que eso, estudios de consultoras como Accenture revelan que las personas renuncian a sus empleos por motivos que tienen que ver con la relación con sus superiores directos.
Cerca del 35% renuncia debido a que no se sienten cómodos con sus jefes.
Y es que muchas de las figuras de autoridad llegan a sus puestos de liderazgo debido a una serie de falacias y mitos que no siempre son indicativos claros de su verdadero potencial. Al grado que ahora más que nunca existe un consenso de que un jefe es algo totalmente diferente a un líder.
Aquí te compartimos algunos de esos mitos:
Mito 1. Un buen empleado es un buen líder
Con base en nuestra experiencia podemos asegurarte que este es el caso más frecuente de liderazgo “fallido”.
Dentro de las organizaciones es muy común encontrar ambientes que viven de la urgencia, lo poco común es encontrar personas capaces de desenvolverse efectivamente dentro de estos ambientes. Individuos productivos y capaces de entregar resultados debido a su capacidad personal para gestionarse.
¡Naturalmente estos individuos brillan! Y naturalmente estos individuos tienden a subir rápidamente de puesto por que obviamente hay que destacar esas cualidades y hay que tratar de fomentarlas en otros, haciendo que esas personas dirijan equipos… y hasta ahí la teoría tiene sentido.
Sin embargo, las habilidades para autogestionarse distan mucho de las habilidades requeridas para compartir el conocimiento, instruir, dirigir, delegar, motivar… en fin. El perfil de un líder requiere que los individuos maduren sus habilidades para producir por sí mismos, hacia habilidades para producir con otros y finalmente producir a través de otros: en esto consiste nuestro Modelo de madurez de la productividad.
Mito 2. El liderazgo es innato
Así como el caso anterior, es común encontrar personas con una naturalidad increíble para desenvolverse socialmente, tienden a ser quienes muestren confianza e iniciativa en los proyectos de grupo lo que hace parecer que sus cualidades de liderazgo vienen relacionadas a su personalidad, es decir, creemos que estos individuos brillan por que “nacen líderes”.
Esto en parte es cierto, pero solo en una parte muy pequeña ya que como toda habilidad el liderazgo es resultado de la práctica y desarrollo de las cualidades correctas. Piénsalo así, una persona que mide 1.90 metros probablemente tiene el potencial de convertirse en un jugador profesional de bascketball, sin embargo, sin entrenamiento adecuado difícilmente ganará partidos en ambientes profesionales.
Mito 3. Un líder debe dirigir en todo momento
Si bien las habilidades de un líder exigen su capacidad de dirigir los esfuerzos hacia un fin el gran error de los líderes y de sus equipos radica en creer que el líder debe liderar todo el tiempo.
Esto representa un grave conflicto para los equipos porque genera dependencia, quiere decir que la carga de trabajo esta en la figura de autoridad y que los equipos no tienen facultad para desempeñarse por si mismos. Como te imaginaras, y tal vez has experimentado, los problemas llegan cuando el líder no está o no tiene la respuesta para un reto.
De nuevo, tiene que ver con nuestro modelo de la madurez de la productividad, el brinco de “individuos productivos” hacia “líderes” sin pasar por el desarrollo del equipo deja un hueco peligroso para situaciones de crisis.
Desarrollar liderazgo no es fácil, pero es indispensable. Si te gustaría conocer de nuestras soluciones para la Madurez de la Productividad visita nuestra oferta de talleres disruptivos.